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miércoles, 26 de diciembre de 2012

Pasos.

Un llamado en forma humana se nos presenta en una simple y delgada silueta, una mezcla de tintas, nos confunde, nos ciega, nos nubla.
No miramos, vemos, compramos. No nos detenemos, corremos. Esa es la parte donde no quiero ser humana, quiero ser viento.
Quiero creer en lo simple, dejando en la esquina lo complejo.
Buscamos el sol, hablamos con la luna mientras suena esa canción.
Basta de creer en un origen y en un fin. Vivamos en el devenir, en el movimiento, en el parpadeo, en el amanecer constante.
En tus cuerdas, en mis manos sobre ellas.
Somos elementos.

Hoy, entre tantas letras y opiniones, nos preguntamos sobre el origen, creemos respetarnos mientras caminamos no mirando hacia abajo.

martes, 24 de julio de 2012

Amanecen nubes.


Unas cuantas ruedas.
Una ruta eterna.
Un viento gris.
Un fuego colectivo.
Un sol dorado.
Un deseo envasado.
Empecé por el final.
Con risas y aplausos.
Decore paisajes con imágenes fugaces.
Fugaces, pero tan  intensas, rojas e inquietantes.
¿Qué puedo decir?
El mundo brilla, los colores se mueven y la música llena.
Los lugares y momentos son la foto perfecta.
Son la fiesta de las inestabilidades y de los desequilibrios.
Para viajar no se necesita más que pasos.
Para gritar un poco de impulso.
Para bailar una calle.
Para reír un segundo.
No era el final, era la sensación de último capítulo, nada más.
Como el estribillo repetido.
Como la vereda conocida.
Hola, nos conocemos.
En ese saludo, cayeron todos los anteriores.
En esa subida, la cual no creí hasta sentirla, amanecieron nubes.
En esa velada, completa de estrellas, devinieron gotas.
 No hace falta correr, como creía, simplemente sentarse y mirar dejando de lado el verbo ver.
Hacen falta espinas para reconocer algodones.
Hace falta nacer mil veces para crear voces en el tiempo.
Vivir es moverse.
Respirar es amanecer.
Amanecer, eso es todo.

jueves, 5 de julio de 2012

De la variedad, soy.


En mi mundo, hay viajes.
Soy yo, en mi mundo.
Pero más soy yo, adentro, en la luz de la luna.
En mi mundo hay flores gigantes.
Hay risas eternas y carcajadas silenciosas.
La gente es transparente y flexible, ahí, en mi mundo.
Las burbujas no existen, simplemente lo sostienen.
Hay camas con manos y espejos con curvas.
Los perros nunca dejan de mover la cola.
Los paraguas no se usan, molestan, sobre todo a las gotas.
En mi mundo los días son sentimientos, las noches son estados y el sol es de cartón.
No hay semáforos, hay muchas bicicletas.
Hay palabras y orejas correspondidas.
Hay arenas en las veredas y nieve en la heladera.
Las excusas son el fundamento.
El amor es humor, la amistad es familia con documento y el sexo es color.
El agua es una canción y los árboles  melodías.
Las uvas son sin semillas.
Las ballenas son verdes y los monos naranjas.
Hay alarmas en el corazón y el sentido común es llamado sangre.
Todo es dinámico.
Los cumpleaños son mensuales.
Las navidades no existen.
Yo soy, en mi mundo.
Soy mundo, siendo yo.
Mundo.

sábado, 30 de junio de 2012

Espacio, eso que nos rodea.


Nunca preste tanta atención a una contraindicación como hoy, después de recorrer esas 8 calles, esos 15 árboles, ese negocio donde siempre me detengo leyendo el cartel que de memoria reconozco.
Sos mi contraindicación, eso fue todo.
No importan los celos, las risas, los caminos, las sábanas, las ex copas.
Si importan los resultados, las consecuencias, las causas.
Me enoje al comparar mi identidad con tus problemas, grite al cambiar mi pensamiento por tus actos.
Fui víctima de mis propias decisiones, de mis dudas y de mis bailes.
Sos protagonista de esta historia.
Sos o fuiste el blanco indirecto.
Cuando ese espacio existente encuentre la unión natural de dos latidos, el mundo será una risa dorada.
Cuando lo natural desaparezca y no haya rayos de  sol, la negación tendrá tu nombre.
No toques más bocinas al aire ni llames a escondidas.
No me des lástima sabiendo que soy la compradora por excelencia de penas sociales.
No me convenzas con besos mojados y golosinas de colores.
No me invites a mirarte con luces.
No me cocines más.
Puedo entenderlo y soportarlo.
No está mal reírnos, si está mal completarnos.
Mi espacio late, crece.
Tu espacio, corre, cae.

domingo, 3 de junio de 2012

Escena primera


La noche vestía estrellas y calles pobladas, algunos niños corrían en dirección contraria a mi llamado. La risa invadía las charlas, los pasos guiaban el andar expectante ante el encuentro.
Las noches repetían ese gusto a vino seco mezclado con pasos de baile improvisados.
Ella, pensaba. El, se inundaba de problemas.
Sostenían la mirada ambos por segundos, pero se perdían en las caras repetidas.
La luz estaba un poco más baja que días anteriores, la música un poco más fuerte que esos mismos días.
Había viento.

lunes, 21 de mayo de 2012

Pausa.

De esa
canción
en donde
la calle de la sensación
te mezcla
algunos colores,
recordé
otra vez
la no conexión
entre
el rojo explosivo de tu corazón
(inundado de pasión)
 y el blanco helado de tu razón
(disfrazada de lentes).


lunes, 30 de abril de 2012

Versión acústica del deseo.


Tu experiencia de dualidad, fue lo que escribí el mes pasado. No importa el porqué, no importa fundamentar cada paso, cada beso, cada estribillo. La interpretación de tus dudas podría cuestionarse con un “para que” quizás.
No hay otro único despertar como ese de hace casi 26 años, no hay otro inicio de pasos con caídas, no hay otra expresión festejada, y mucho menos no hay otro deseo tan espontáneo  como el que descubrimos.
En las charlas de bares siempre me reí de los comentarios de improvisados astrólogos  bajo el efecto de algunas copas, pero hoy buscando en esa vieja agenda marrón que nunca quise tirar te volví a ver, ahí, en la primera letra. Vos, tu nombre, tu número y si, él signo.
Recorrí las hojas entre risas y dudas.
Tenía dos opciones, la primera y la más tentadora, olvidarme de las casualidades y hundirme por completo en tu mirada, la segunda y como todas las segundas partes, aburrida, aceptar la realidad y olvidarte.
En la aceptación de la realidad la cual es amiga de la conformación social hay una sensación tan estática que causa un desinterés pleno, el vaivén del mar fue el que elegí.
Creamos ese espacio tan perfecto y dinámico que olvidamos que la imperfección es la virtud del humano y que los movimientos son el inicio de cualquier tipo de acción. El golpe fue tuyo, la culpa y el aburrimiento también.
Todos los colores que tenías fueron en un segundo el gris más falso y frío. Yo, roja, no me conformo, no repito la frase convencedora frente al espejo, no me encierro en la rutina de la pasión. ¿Rutina de la pasión?
Quedándote o yéndote, como esa canción fue mi pensamiento cuando te leí.
Dude todos los días del durante, pero en ese instante, después de que ese día me dijeran dos veces la misma palabra relacionada con la oscuridad tuve la seguridad más concreta.
No estaba de acuerdo, moría por enredarme entre tus telas, por dejarte callado cada vez que intentes decirme algo, por provocarte las carcajadas que solías darme bajo la luna, imperfectas, sinceras. Lo decidimos, chau.
Ahí estábamos, un escenario simbólico, un encuentro ficticio, un beso fugaz. De pronto el lugar se lleno de humo, de una suerte de brisa constante.
Todos corrían, menos yo, menos vos.
El empujón de ese hombre tan alto me llevo de nuevo a tus brazos. Nos miramos englobando todo el verbo en su mayor potencia, nos deseamos como ese día de febrero, como en el juego de palabras inventado por vos para romper el hielo, como en el juego aleatorio.
Me abrazaste, ¿quizás para esquivar mi mirada devoradora?
Contradiciéndote con mi pronóstico y desmintiendo la pregunta anterior, me agarraste de la mano apretándola, haciéndome sentir tu latir.
En la noche nos perdimos, bajo las estrellas recordamos la pasión, bajo la brisa, inventada por los dos como la excusa más magnifica de escape, nos unimos bajo el agua del placer.
Nunca nos alejamos, nunca apagamos el fuego, solo sonreímos desde lejos, creando charlas mentirosas para cubrir, para esperar.
Escondido bajo la persiana, el sol nos golpeó, nos descubrió, nos reconoció.
Fue ese encuentro el final del desencuentro.
Ese amanecer el comienzo de las noches.
Esas caricias la continuidad de los besos.
Ese deseo, intacto como siempre, la alimentación de nuestro vivir.

sábado, 28 de abril de 2012

Página 25, correlativa.


Fue en abril cuando salió el sol, contradiciéndose con la temperatura universal.
Cuando disfrute la magia de los cuerpos unidos por la brisa mojada.
Cuando me anime a preguntar reconociendo en la respuesta la sencillez que nunca imagine.
Las preguntas deberían ser un tipo de idioma por el solo de hecho de la variedad de las respuestas.
-          ¡Interesante conversación!
-          ¿Qué?
La misma tela eterna de años colocada frente a la visión fue la que cayó en un suspiro azul al piso, la miré, detenida en el tiempo, congelada en la imagen, distante de la situación, angustiada por completo, contenta por asociaciones. Podría pisarla con fuerza, como la presión que se ejerce al apagar un cigarrillo. Preferí pisarla si, pero caminándola, recorriendo cada espacio con otra nueva pregunta sabiendo el fin.
Luego de unos minutos, cerré la puerta. Demasiado por hoy dijo la avalancha de lágrimas.
Supe la fundamentación de los pasos y advertí el andar próximo en la ambivalencia definida.
Abril dijimos. 

lunes, 2 de abril de 2012

Minutos del sol.

 No estoy enojada, estoy triste, por pinchar mi ilusión
Por tener que sacarme la ropa
Por tener que dejar mí perfume en el aire
Mis caricias a la nada
Mis besos al vacío
Y mi excitación a la imaginación
Te mentí solo para beber de tu saliva
La palabra abrazo fue mi preferida
Aunque pelea el primer puesto con encuentro
Dos miradas
Algunos pasos
Una pared
Un beso
Una mano

Fue cuando la señorita del ejemplo, comenzó a suspirar colores.

domingo, 18 de marzo de 2012

Dicotomía.

“Hiciste lo correcto, muy bien”, dijo.
 No. Me niego a la conformación de lo real, a la cancelación de las tentaciones, a la virtud de la racionalidad, a la no alimentación de las pasiones y deseos.
 En ese mismo instante soñé, el sueño más horrible que mi inconsciente haya creado, o mejor dicho que mis olvidos infantiles hayan creado para recordar el dolor perdido.
 El miedo a lo desconocido, a la ausencia, mantuvo en pausa mis preguntas.
 Son solo palabras pensaba mientras miraba viajar al mundo, mientras ensayaba como hacerlas, escuchando esa canción repetida.
 Angustia, no debería ser tan temida.
 No debería ser tan disfrazada con risas planas, con acciones cobardes, con segundos, minutos, horas, días, meses, años, VIDAS inventadas. Hay mucho más que el simple hecho de hacerse cargo. Estas dos últimas palabras son el crimen perfecto empapado de tristeza que alguien dice sabiendo la condena obligada que cumple.
 Me pregunto ¿no desean correr y abrazar el sol? ¿No desean gritar fuerte y romper un vaso?
 Lloré en el viaje sin vergüenza.
 Puede que desconozca algunas sensaciones, lo que hace más intenso vivir, pero manejo mi deseo y mi pulso. No cruzo bien la calle.


 Horas después del sueño se me cruzo tu fuego, tu calor, tu juego.
 Curiosidad- ilusión-deseo-fantasía-calor- direcciones-preguntas-distancia.
 Así podría ser la cadena de conexión entre mi despertar reciente y tu experiencia de dualidad.
 Cuando pude finalmente preguntar algo que ya sonaba a duda, pude elegir, pude pararme en la otra vereda de la cual siempre miré y nunca salude. Pude reconocer el devenir, las sensaciones, las perversiones continuas, tu letra.
 Inmediatamente pensé “amor-erotismo”, incluyendo los signos interrogatorios correspondientes.
 ¿Existe la no mezcla de esas sensaciones? Qué triste.
 Perderte de mirar sin dirección, de tocar sin límites, de crear sin tiempo, de experimentar infinitamente, de jugar en cada lugar, de explotar de amor bajo la manta de la seducción.
 No busques dos caminos alejados cuando tu deseo puede chocar esos mismos caminos y hacerlos uno infinitamente cubierto de placer.
 No duermas tapado de dudas.
 No camines de la mano por un reflejo.
 No beses en borrador.
 No dibujes en pieles mojadas sin punta.
 No repitas frases ni versos.
 No intentes explicarte tu tristeza y conformación.
 Cuando saltes el muro de las venas, cuando estrenes el corazón con erotismo, cuando el latido imite al mar y las hojas no te tapen más la vista, la credulidad quizás no exista más.
 Quizás el deseo tuyo y el del otro, que no es el mismo otro que fue ese día, mienta e invente, solo para tapar, para seguir tu juego de dudas.
Somos hoy, mañana no. Si en esa charla afirmaste como yo, corre, grita, búscame, huyamos.


 Esa tarde, bajo el ocaso fugaz y tres frazadas, bebimos nuestro mar.

jueves, 8 de marzo de 2012

Nota.

Raro-más-común.
Vos divido entre la causalidad
Buscando el efecto en un mar de agua
Recordando que la acción domina al sujeto
Idolatrando al objeto
Evitando la repetición en un acto
Sabiendo que el amor existe después de el amor
Común-más- raro




lunes, 5 de marzo de 2012

Luz verde.

Sin ánimos de perderme en la desconocida noche llegue, sabiendo que esas calles esconden algo que me intriga, algo que lleva a reconocer en lo más profundo de un sentido, que hay una conexión más que excitante, más que ilusoria.
Me senté, escuchando los tantos problemas de mi vieja amiga, le recordé algunos de esos consejos de los cuales nunca fui propietaria. Tomamos algo para que la noche sea más liviana y no nos delate.
Una hora más tarde, mientras ella fumaba un cigarrillo afuera, empezamos a hablar. Fueron tantos los temas que solo recuerdo tu mirada seductora y tu pregunta reiterada sobre mis rasgos.
Las palabras fueron miles, y los espacios y tiempos fueron eternos.
Debía volver, recordó mi parte responsable, quizás dormir con vos era la opción más seductora.
Buscamos notas y tintas para anclar otro encuentro, el único.
Una mezcla de sensaciones inundó mi respiración, era una manera aleatoria de reconocer la maravillosa existencia de los momentos. Sentir un hoy inmediato.
Las tintas tuvieron su encuentro, un dirección errónea aumento una ansiedad, que hasta unos 4 meses no aparecía. No extrañaba su regreso, es más, la detestaba a la hora de la cena.
Baje, te vi. Un  saludo cordial y un gracias por venir completaron la calle. No sé cuantas miradas originales tendrás pero si supe enseguida que te invadía la misma incertidumbre, en todo caso, era jugadora local, debía guiarte. Soy pésima como mapa.
Eras vos, casual, interesante, hasta que buscaste ese tema de las casualidades universales y sobre la veracidad de los signos.
¿Fumas? No.
Unimos los gustos en una copa de vino tinto, reconociendo en el mismo momento la textura exacta, el olor bordo, el sonido completo.
Fueron dos los momentos que recuerdo, el vino y el susurro de la misma estrofa de esa canción.
Nos perdimos bajo una melodía conjunta, con miradas, con palabras.
Tu latir era más lento que el mío, lo que notablemente marco la hora de tu partida.
Preferí no contestarte.
Necesite poner en palabras ese nudo, y nunca voy a olvidarte.
¿Por qué?
Porque  tu boleto solo de ida, marco la naturalidad de mi dormir.
Porque  tu fugaz perfume inundo de manera tal mi sentido que encontré la conexión con mi origen.
Porque tu energía, de la que hablaste casi toda la noche, me choco tan fuerte que la despedida fue una celebración.
Porque recordé la fundamentación de los encuentros más allá de 56 canciones y 6 copas de vino.


Ella sonrió, el también.

lunes, 27 de febrero de 2012

Laberinto. Parte I

Llovía. Todos corrían buscando que cada gota no bajará sobre cada pliegue  de la piel, evitando que la naturaleza cayera sobre ellos, demostrando que el sol no es tan bueno como creen, abriendo cada paraguas, cortando la melodía de cada sonido mojado.
Vos no corrías, yo tampoco, creo firmemente que en nuestra mirada se cruzó la misma pregunta  ¿en qué momento la gente empezó a correr de la lluvia? Se trata de todo lo contrario, se trata del aire, de las gotas, del viento, del llamado de las nubes, de mirarnos.  Me quedo con la definición de precipitación donde todo deviene sin buscar una fundamentación a cada movimiento.
En nuestra mirada, esa que nos unió, se veía entre gotas un deseo, manifiesto a flor de piel, sediento el uno del otro. No dudamos en acércanos buscando alguna palabra conectora.
Los dos sabíamos que una excusa nos invadía, nos penetraba un placer casi completo, casi.
Vos, inquieto de palabras.
Yo, sedienta de la oscuridad.
Nuestras miradas se despidieron sabiendo que el próximo encuentro sería la tan deseada situación, la batalla ganada por ambos.
Tres días de sol siguieron, las horas pasaron, las nubes arrimaban la misma sensación de vida, la cual crecía cada vez más al encontrarnos en los pensamientos, en los deseos y fantasías.
¿Cuánto de perversión hay en la manifestación del deseo? Sin duda creo que la fundamentación de cualquier actitud frente a una sensación casi pura, casi encendida, es efímera.
La magia de las letras, el susurro de las teclas, la melodía de nuestra respiración nos marcaba el camino, la guía creada para el cómo, el cuándo y el porqué.
Nuestra nula experiencia parecía una gran mentira en una falsa relectura de cada conversación.
Cada estimulo visual y, de sobre manera, sensorial fueron convirtiéndose en ráfagas de fuego, donde la imaginación fue nuestro principal guerrero.
Enfrentados en una batalla, en un campo de juego minado de granadas, donde cada pisada atenta buscaba un fin, la explosión. Nuestras piezas eran personales, solitarias, aunque en el roce con el otro encontraban el pliegue perfecto, como de una llave. En cada movimiento existía una escena, un relato, el cual develaba secretos de cada uno de nosotros, de nuestra sed.
 Dejamos de lado los pasos en falso, la rutina asquerosa, los nombres pisados, las apariencias equivocas, las malas experiencias.
Marcamos la importancia del juego, de cada triunfo, en un ir y venir de datos propios, de deseos guardados. Ahí es donde me sorprendo de mi misma, de mi misma con vos.
Vos, desbordado por la inmovilidad y el control.
Yo, deslumbrada por la conexión de un mar de deseo.
¿Cuál es la escala para determinar la explosión de las miradas, de los besos?
¿Cuál es el sabor de la necesidad? ¿De evocar en un suspiro el deseo de otro?
¿Qué otro es capaz de derramar diálogos tan sedientos?
¿Qué mecanismos somos capaces de despertar solo por el simple hecho de satisfacernos por completo?
A todas las preguntas aleatorias y a todas las respuestas fugaces solo nos llevo el planteo de la situación: vuelo literario.
Encontramos la sensibilidad necesaria para poder dejar de lado lo vulgar, lo macabro, para detenernos en un laberinto oscuro en un inicio, pero lleno de luz, de vida, en cada paso.
 Las paredes inundadas de melodías húmedas, de deseos expectantes, donde en cada rincón despertaban sensaciones contrarias.  El piso era móvil, el techo, no existía.
De día los rayos del sol colmaban la transparencia de mi vestir, reflejando en cada sombra cada curva. De noche cada estrella era casual para dejar volar, en uno de los vuelos más profundos, la imaginación conectada con cada sentido, con cada movimiento veloz, solo para sentir ese gran suspiro, mío, pero que en lejanía, era tuyo, solo tuyo.

jueves, 9 de febrero de 2012

A Starosta.

Tres sensaciones aparecieron
Dos pude distinguir
Una adopte
Viaje en un carril oscuro
Buscando una luz, la más brillosa
Dormí durante el viaje
Grité en la llegada
Cerré los ojos, por las dudas
Repetí en silencio mi canción favorita
Iluso es buscar letras conectadas
Cuando lo único latente
Es una bocanada de vacio
Nunca te reemplazarán
Nunca no estarás
Ya lo dijo Andrés
“Supongo que nadie se va del todo”, Luis.

domingo, 29 de enero de 2012

Instantáneo, sin batido.

¿Puede una canción provocarte la misma sensación 678 de veces?
¿Puede una mirada conectarte desde un papel?
¿Puede una risa disparar y dar en el blanco?
¿Puede un carozo ser la guía?
27 respuestas se me vienen en un remolino de ideas, solo elijo dos, una acepto.
La misma afirmación, la misma sensación.
Sentir ese aire que exterioriza un objeto sin animación, arrimar mi audición solo para escuchar  de nuevo la misma palabra, en el mismo grito provocando una lluvia interna en cada rincón.
Firmemente creo que las experiencias son la mejor manera de internalizar algún concepto sea cual sea su índole, su origen.
¿Por qué ser tan específico?  Cuando una mirada une, cuando con una canción puedo nacer y morir en un instante.
Tengo la facultad de recordar las situaciones paso por paso y la capacidad de aumentar la velocidad del razonamiento, encontrando en el último paredón el rebote constante.
Un ser humano por su condición de serlo tiene un sistema articulatorio fonético que le otorga la habilidad de poder hablar. Podría ser catalogado como una ventaja, comparándolo con la especie animal, pero notablemente es un lento deterioro.
Una  palabra es un espacio en la cadena hablada o escrita,  que da uno de los orígenes de las relaciones humanas. De todas esas relaciones la que menos me agrada es la de conveniencia, donde cada espacio es inverosímil, adornado, inventado, falso. El uso de la combinación de palabras que me intriga es la ironía, es una mezcla de interpretación y contrariedad, donde existe el más allá del enunciado.
Si la cinta de continuidad de una argumentación nos une con otros, merezco una explicación de tu escasa fundamentación de ser. ¿Nos atraemos a alguien por semejanza o diferencia? ¿O es más simple de lo que uno cree?
Puedo reír de día y de noche y lograr que las lágrimas adopten forma de vapor en un instante. Adoro la percepción que nace de cada sentido, aunque tengo una leve preferencia por la audición los días impares. El tacto se lleva los pares
No encuentro la coherencia de algunas cosas, las puedo buscar en 3 medios de comunicación, pero me rindo en el segundo intento, y mucho menos de mis acciones y  mis sentimientos.
No sigo el hilo conductor social, voy por el camino de piedras, mirando de costado la vereda no rota mostrando una leve sonrisa en mis labios.
Dos cosas cambian mí desvió: una risa, una canción.