Fue en abril cuando salió el sol, contradiciéndose con la
temperatura universal.
Cuando disfrute la magia de los cuerpos unidos por la
brisa mojada.
Cuando me anime a preguntar reconociendo en la respuesta
la sencillez que nunca imagine.
Las preguntas deberían ser un tipo de idioma por el solo
de hecho de la variedad de las respuestas.
-
¡Interesante conversación!
-
¿Qué?
La misma tela eterna de años colocada frente a la visión
fue la que cayó en un suspiro azul al piso, la miré, detenida en el tiempo,
congelada en la imagen, distante de la situación, angustiada por completo,
contenta por asociaciones. Podría pisarla con fuerza, como la presión que se
ejerce al apagar un cigarrillo. Preferí pisarla si, pero caminándola,
recorriendo cada espacio con otra nueva pregunta sabiendo el fin.
Luego de unos minutos, cerré la puerta. Demasiado por hoy
dijo la avalancha de lágrimas.
Supe la fundamentación de los pasos y advertí el andar
próximo en la ambivalencia definida.
Abril dijimos.
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